4 ago 2015

Katiusha (canción)



Para otros usos de este término, véase Katyusha (desambiguación).



Katiusha (en ruso: Катюша) es una canción soviética de tiempos de la Segunda Guerra Mundial, sobre una chica que añoraba a su amado, que estaba en el servicio militar. La música fue compuesta en 1938 por Matvéi Blánter y la letra fue escrita por Mijaíl Isakovski. Fue interpretada por la célebre cantante folclórica Lidia Ruslánova. Algunos críticos creen que Katyusha no fue una composición de Blanter, apuntando que una tonada similar fue usada por Ígor Stravinski en su ópera Mavra (1922), que más tarde adaptó a Chanson Russe (1937).


Katyusha es un diminutivo tierno del nombre femenino Yekaterina (Catalina). En ruso, muchos nombres tienen diminutivos (aparte de los apodos). Por ejemplo, el diminutivo de Natalia es Natasha, y el hipocorístico de Natasha es Natáshenka. En el caso de Yekaterina (Catalina), Katia es el apodo y Katyusha, el hipocorístico.









El diseño es un mundo finito
Planeamiento en la producción futura

En nuestra sociedad de consumo, durante los últimos cuarenta años, hemos llegado a aceptar que gran variedad de productos necesarios e innecesarios esteran a nuestra disposición todo el tiempo. Esto ha llevado a la sobre producción y la competencia que, a su vez, ha llevado a la virtual extinción y agotamiento de todo tipo de recursos.

Si pudiera enseñar a la gente que al reducir su consumo diario se beneficiaría su salud y el término de vida de sus hijos y de sus nietos.

Una vez que la gente hubiera aceptado la idea de comer sencillamente y a comprar pocos productos innecesarios o ninguno, los productores y los líderes de la industria podrían introducir una nueva estrategia de producción. Se basarían en el uso de nuevos materiales, materiales que pueden reciclarse, y en hacer que los productos duren más.

Al mismo tiempo, los líderes industriales crearían equipos de diseñadores, psicólogos, expertos en distribución y otros para planificar la formas mas económicas de producción, comercialización y distribución. El diseñador solo puede jugar un rol importante si es parte de un plan económico total que este dirigido hacia el ahorro de energía de todas las maneras posibles.



Pieter brattiga
Países bajos

3 ago 2015

EL SENTIDO DE LAS DIMENSIONES
Acerca del sentido de las dimensiones
Libro III, capítulo 1:
... Ni puede ningún edificio estar bien compuesto sin la simetría y proporción, como lo es un cuerpo humano bien formado. Compuso la naturaleza el cuerpo del hombre de suerte, que su rostro desde la barba hasta lo alto de la frente y raíz del pelo es la décima parte de su altura. Otro tanto es la palma de la mano desde el nudo de la muñeca hasta el extremo del dedo largo. Toda la cabeza desde la barba hasta lo alto del vértice ó coronilla es la octava parte del hombre ... 
El pie es la sexta parte de la altura del cuerpo; el codo la cuarta; el pecho también la cuarta. Todos los otros miembros tienen también su con mensuración proporcionada ...














4 sept 2014

ANALISIS CLINICOS; " Leído por usted ": Morfología espermática

ANALISIS CLINICOS; " Leído por usted ": Morfología espermática: Problema morfología espermática ¿Podría clasificar cada uno de los espermatozoides y otros elementos de esta fotografía, definiendo las...

25 ago 2011

El arquitecto Walter Gropius uno de los más importantes del siglo XX

Rompió con la vieja línea divisoria entre elementos monumentales y decorativos, en aras de una unidad indivisible.

CIUDAD DE MÉXICO (04/JUL/2010).- Fundador y director del concepto arquitectónico Bauhaus, el arquitecto alemán Walter Gropius, fallecido el 5 de julio de 1969, es sin duda una de las figuras más importantes dentro del movimiento renovador de la arquitectura del siglo XX.

Nacido en Berlín, Alemania, el 18 de mayo de 1883, Gropius estudió arquitectura primero en Munich y luego en Berlín, entre 1903 y 1907, y a partir de este último año entró como colaborador en el estudio del arquitecto Peter Behrens.

Behrens además de ser el principal arquitecto de la Deutscher Werkbund, era el diseñador de la importante firma AEG, para la que construyó algunos edificios fabriles, entre ellos la famosa fábrica de turbinas de Berlín, de 1909, que algunos han considerado como el primer edificio nacionalista de la arquitectura moderna.

Así, el magisterio de Behrens y los principios de la Werkbund empiezan a configurar el credo personal de Gropius, que luego desarrollaría y extendería al fundar y dirigir la Bauhaus.

Según los datos biográficos disponibles, entre 1910 y 1914 Gropius dirigió su propia oficina de arquitectos y tuvo como colaborador a Adolf Meyer.

De esta época es la fábrica Fagus, en colaboración con Meyer, donde empiezan a aparecer las grandes vidrieras y sus típicas transparencias; en 1914 construyó su primera gran obra personal, el pabellón de la Werkbund en la Exposición de Colonia de ese año.

Para 1919, Gropius fue nombrado en Weimar director de la Staatliches Bauhaus, que después se trasladó a Dassau y acabó su vida en Berlín, donde fue clausurada por la policía de Hitler, el 10 de abril de 1933.

Gropius fue su director desde su fundación hasta 1928, año en que lo sucedió Meyer, a quien después seguiría otro destacado arquitecto: Mies van der Rohe.

Para los conocedores, la figura de Walter Gropius no puede separarse de la historia de esta excepcional institución educativa, representativa del espíritu más progresista en materia de arte y educación de la Alemania democrática.

Personalidades capitales del arte de nuestro tiempo como Gropius, Meyer, Mies van der Rohe, Brener e Hilbereimer, entre los arquitectos.

Feiminger, Kandinski, Klee, Moholy-Nagy entre los pintores, escultores como Foost, Schmidt, dibujantes como Herbert Bayer, fueron profesores o jefes de taller en la

Bauhaus, donde se enseñaba arquitectura, escultura, pintura, escenografía y teatro, fotografía, metalistería, vidriería, mobiliario, cerámica, tipografía, textiles, y todo lo que tuviera que ver con las artes plásticas y el diseño.

La caída de la administración social-demócrata de Turingia en las elecciones de 1924 había puesto en peligro la existencia de la Bauhaus, que fue acogida por Fritz Hesse, alcalde de Dessau, trasladándola a esta ciudad en 1926, lo que permitió a Gropius construir el propio edificio de la Escuela, inaugurado en 1926.

Este edificio es el más notable y significativo de todos los que construyera el maestro en su vida, el que mejor manifiesta su credo arquitectónico y que se ha convertido en un símbolo de racionalismo arquitectónico, a pesar de su austeridad formal, revela una libertad de composición extraordinaria y dinámica.

Según los estudiosos de su obra, el racionalismo y funcionalismo de Gropius considera que un edificio debe extraer su significado arquitectónico solamente del vigor y consecuencia de sus propias proporciones orgánicas, buscando esa sinceridad con uno mismo.

En él se rompe la vieja línea divisoria entre elementos monumentales y decorativos, en aras de una unidad indivisible.

En 1934, perseguido por el nazismo, se ve obligado a emigrar a los países democráticos, instalándose en Inglaterra, donde trabaja en colaboración con Edwin Maxwell Fry, lo que le impide desarrollar sus propias capacidades.

Llamado a presidir la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, en 1947, Gropius puede ahora ocuparse de lo que siempre ha sido su principal objetivo: la educación, y a través de sus discípulos influye poderosamente en la evolución de la arquitectura moderna de ese país.

De su etapa en Harvard es la construcción del nuevo conjunto de Dormitorios de la Universidad, una oficina de arquitectura que lleva el nombre de The Architects Collaborative, en donde trabaja en equipo con algunos de sus discípulos; también prepara los ambiciosos proyectos para la Universidad de Bagdad y el edificio que albergaría la Embajada de Estados Unidos en Atenas, Grecia.

En 1952 se jubila como decano de Harvard, pero sigue residiendo en Cambridge y South Lincoln, Massachusetts, aunque cada vez hacía viajes más frecuentes a Alemania, donde recibió los más altos homenajes, como el gran patriarca de la arquitectura alemana. Gropius falleció en Boston, el 5 de julio de 1969.

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10 ago 2011

DEFINICION DE DISEÑO INDUSTRIAL


la definición del término diseño industrial oficialmente reconocida por el
lCSlD (International Council of Societies of Industrial Design), cuyo autor es el reconocido maestro de la teoría del diseño. Tomás Maldonado. Él la dio a conocer en el año de 1961, en Venecia, Italia, durante una conferencia titulada Education for Desiqn, en los siguientes términos:

El diseño industrial es una actividad proyectual que consiste en determinar las propiedades formales de los objetos producidos industrialmente. Por propiedades formales no hay que entender tan sólo las características exteriores, sino, sobre todo. Las relaciones funcionales y estructurales que hacen que un objeto tenga una unidad coherente desde el punto de vista tanto del productor como del usuario, puesto que, mientras la preocupación exclusiva por los rasgos exteriores de un objeto determinado conlleva el deseo de hacerlo aparecer más atractivo o también disimular sus debilidades constitutivas, las propiedades formales de un objeto -por lo menos tal como yo lo entiendo aquí son siempre el resultado de la integración de factores diversos, tanto si son de tipo funcional, cultural, tecnológico o económico. Dicho de otra manera, así como los caracteres exteriores hacen referencia a cualquier cosa como una realidad extraña, es decir, no ligada al objeto y que no se ha desarrollado con él, de manera contraria las propiedades formales constituyen una realidad que corresponde a su organización interna, vinculada a ella y desarrollada a partir de ella.

2 ago 2011

emociones según el diseñador industrial Karim Rashid

emociones según el diseñador industrial Karim Rashid
Categories: Charlas, Diseño Industrial, Eventos, General, Herramientas, arte, comunicación, diseño, identidad, noticias

Karim Rashid es un destacado diseñador industrial que recientemente ha sido convocado al evento Guadalajara Diseña 2011. Entre otras enseñanzas, el profesional dejó en claro que el diseño le da forma al mundo y lo vuelve un mejor lugar. Recomienda a los estudiantes y colegas crear emociones en la gente, hasta el punto de poder sentirlas y tocarlas.

Rashid hizo hincapié en que el diseño está en todas partes, en todas las formas que tocamos cada día. Desde la presencia en la historia de la Escuela Bauhaus de diseño, arte y arquitectura, los objetos se volvieron una realidad en la sociedad y se consideraron elitistas. Luego del paso de los años, esos mismos objetos tuvieron un cambio y se democratizaron, es decir, empezaron a llegar a grandes cantidades de personas de todas las clases sociales.

Sobre el presente, Rashid comentó que la actual era digital que vive el diseño ha logrado cambiar el mundo nuevamente. Todas las herramientas tecnológicas han hecho que la profesión sea más fácil de llevar a cabo. Cosa que agradece.

Para finalizar aconseja buscar nuevos lenguajes para este mundo y recordar siempre que un buen diseño es el que respalda un deseo.

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Seminario Internacional de Conservación de Archivos Audiovisuales

El próximo 4 y 5 de agosto de 2011, un espacio para reflexionar sobre la memoria visual y sonora del país.Radio Nacional de Colombia organiza el seminario Internacional de Conservación de Archivos Audiovisuales. Un espacio donde expertos de Francia, España, México, Cuba, Brasil, Perú, Chile y Colombia reflexionan sobre la importancia de conservar la memoria audiovisual del país.Será posible hacer seguimiento a través de la página web de la fonoteca: www.fonoteca.gov.co y del portal del SENA: www.sena.edu.co.

28 feb 2011

Diseñar más allá del diseño.

Si como diseñadores lo que queremos es diseñar, y hoy lo que la profesión nos demanda es llegar más allá del diseño, ¿a dónde debemos llegar? Esta pregunta nos trae de regreso a nuestro planteamiento original, sobre qué es realmente el diseño y cuál es el papel que éste debe de jugar en la solución de los problemas de comunicación.

Creo que tenemos que empezar por cambiar el concepto que se tiene del “diseñador” en su concepción más tradicional: ese ser romántico, artista puro y bohemio que se preocupa por la forma antes que nada. Debemos empezar a pensar en el diseñador como un estratega de la comunicación, como un profesionista multidisciplinario con una gran capacidad analítica y cuya creatividad se aplique no sólo a la forma, si no en el desarrollarse soluciones integrales, de estrategias, de conceptos y de mensajes.

Paradójicamente, para que el diseño trascienda como profesión deberá ir más allá del diseño. No es casualidad que hoy en día muchas de las más importantes escuelas de negocios en Estados Unidos le están asignando dentro de sus programas de estudio un papel relevante al diseño y la innovación, como uno de los factores de crecimiento y diferenciación para las empresas; bajo este mismo enfoque, varias de las grandes compañías multinacionales de productos de consumo están creando el puesto de Chief Creative Officer, algo así como Vicepresidente de Creatividad, para encargarse del desarrollo y promoción de nuevos productos; y de igual manera la revista norteamericana BusinessWeek ha abierto una sección dedicada al diseño e innovación en su portal de
Internet, además de reconocer anualmente a lo más relevante en esta área, bajo un enfoque de negocios.

Con la paulatina desaparición de las fronteras entre el diseño y otras disciplinas afines, la creciente formación de equipos multidisciplinarios para la solución de problemas de diseño, así como la integración de nuevos medios electrónicos e interactivos a este campo, si un diseñador carece de este enfoque estratégico, será muy fácil que se vuelva obsoleto, pues cada día son más las herramientas disponibles para el no-diseñador que le abren la posibilidad de desarrollar soluciones a sus problemas de diseño. Si el diseñador no ofrece un valor agregado y se limita a las soluciones formales, estará fomentando la devaluación de nuestra profesión y condenándola a su desaparición.

De igual forma, si el profesional del diseño basa su propuesta de valor en el manejo de los programas de diseño y el dominio de la tecnología, tarde o temprano ésta lo rebasará, haciendo que los conocimientos y experiencia adquiridos durante años pierdan su valor.

Por el contrario, si un diseñador va más allá del diseño, si es un creativo que aplica todas sus capacidades para encontrar nuevas formas de solucionar problemas, que rompe paradigmas con un objetivo claro y fundamentado y no nada más buscando el lucimiento personal, será un profesionista que al encontrar el Ying-Yang del diseño a través de un balance perfecto entre la estética y la rentabilidad, entre el aspecto artístico y el de negocios, se convertirá en una pieza fundamental en el rompecabezas de la creación de valor, tanto para las empresas como para los consumidores finales.

Los diseñadores del futuros deberán ser profesionistas versados no sólo en los aspectos que se reconocen como tradicionales del diseño, tales como la tipografía, la historia del diseño e historia del arte, la semiótica, teoría del color, dibujo, composición, entre otras, si no también en materias que les permitan formarse una mente analítica, desarrollar estrategias, en comunicación, en redacción, en mercadotecnia y administración, entre otras disciplinas.

Para los románticos del diseño esto puede sonar poco atractivo o incluso como la antítesis de su actividad, pero llegó el momento en que tenemos que decidir si queremos ser artistas o diseñadores, y si queremos ser diseñadores tenemos que estar dispuestos a llegar más allá del diseño.

El diseñador invisible.

Para lograr este balance entre el aspecto estético y el funcional en un proyecto, la regla de oro es que el diseñador tiene que volverse invisible. Cuando el diseño domina al mensaje, éste se pierde, y con él, el objetivo del proyecto.

No hay nada más alarmante para un cliente, que un diseñador interesado en innovar por innovar. Cuando al inicio de un proyecto, el diseñador está pensando en producir una pieza para su portafolio o para ganar un premio, antes de pensar en el público objetivo o en la estrategia de comunicación, lo que está haciendo es tratar de llamar la atención sobre sí mismo, rompiendo el balance del Ying-Yang.

Entonces nos preguntamos, ¿cómo identificar el buen diseño, si debe ser invisible? Para responder, podemos usar una analogía con una disciplina hermana del diseño, la arquitectura. ¿Cómo saber si una obra es una buena pieza de arquitectura? Al igual que en el diseño gráfico, la evaluación de una obra arquitectónica no debiera hacerse basándonos únicamente en el aspecto estético, sino también tomar en consideración su funcionalidad, sus acabados, su diseño estructural y, sobre todo, que responda a las necesidades para las que fue creada.
Una casa habitación con un diseño innovador y acabados de primera clase no tiene sentido si sus habitantes encuentran difícil vivir en ella, si tiene una mala orientación, si sus espacios y circulaciones son incómodos, si su costo fue excesivo o si su estructura es inadecuada o pone en riesgo la estabilidad de la construcción. Todos estos aspectos se puede decir que son “invisibles” a primera instancia, pero haciendo un análisis un poco más detenido, podemos identificar si tiene buena iluminación, evaluar la calidad y combinación de sus acabados, el aprovechamiento de sus espacios, la armonía de su distribución, etc.

De igual manera, cuando entramos en contacto con un pieza de diseño, supongamos el empaque de un producto de consumo, puede que sea una pieza que no pasa inadvertida, con un diseño muy innovador o llamativo, pero si éste no refleja las características del producto, si no se identifica con el consumidor objetivo, si es demasiado caro o su forma o estructura no es la adecuada para el producto, es una pieza inútil, es un mal diseño.

He visto cantidad de proyectos, muchos de ellos ganadores de premios de “diseño”, que al ser evaluados provocan en primera instancia comentarios como: ¡Que creativo! ¡Que innovador! ¡Cómo lo hicieron! Pero pocos se cuestionan si la pieza funciona, si cumple el objetivo para el que fue creado: folletos que no se leen, carteles que no comunican, empaques que no apelan a su público objetivo; pero eso si, han sido ampliamente galardonados, son muy originales, destacan sobre los demás y no se parecen a nada que exista.

Estas piezas son los clásicos ejemplos en los que el diseñador se vuelve el protagonista del proyecto; seguramente su resultado será muy llamativo, ganará muchos premios de belleza y será pieza central en el portafolio del autor, pero para desgracia del cliente, será un diseño cuyo destino final sería más apropiada la pared de algún museo, que la atención de su audiencia.

Si por el contrario, es una solución que ayuda al buen posicionamiento de la marca, a comunicar las bondades del producto y a disparar la decisión de compra, puede tratarse de un diseño poco espectacular, pero finalmente es un buen diseño pues cumple con las expectativas del cliente y soluciona el problema que le dio origen. Es un diseño “invisible”, porque lo primero que destaca al verlo es el producto mismo y no el diseño de su empaque.

Esto no quiere decir que un buen diseño tiene que ser gris y aburrido, por el contrario, tiene que despertar emociones y ser excitante, ser innovador —entendido como nuevas formas de solución a un problema— y llamar la atención sobre el producto, no sobre sí mismo. Es decir, es “invisible” porque no interfiere con la transmisión del mensaje que le dio objeto, sino por el contrario, es el vehículo idóneo para hacerlo llegar al receptor.

Steve Tolleson, reconocido diseñador norteamericano en alguna ocasión opinó al respecto diciendo: “Afortunadamente, hace tiempo que aprendí que un proyecto realmente exitosos no tiene nada que ver con su apariencia final. Un proyecto exitoso es aquel en el que todos los involucrados se sienten bien con el proceso. Casi nunca quedamos satisfechos con el producto final debido a que siempre existen los ‘si hubiera’.

Pero un proyecto exitoso significa que tanto el cliente como el diseñador sienten la paternidad del mismo por igual. Ambos hicieron importantes contribuciones que determinaron el producto final.”

Es decir, al final lo importante es que el diseño funcione y no exclusivamente su apariencia; como diseñadores, no podemos negar nuestra vocación artística la cual nos impulsará a buscar la excelencia estética, y seguramente que esta vocación nos llevará a sentirnos insatisfechos con el resultado final, pues en el proceso habremos tenido que hacer varias concepciones en las que desde nuestro punto de vista, lo “bonito” habrá tenido que ceder terreno a lo funcional. Pero si el producto final cumple con los requerimientos que le dieron origen y lo hace a través de un resultado visualmente agradable, el diseñador deberá sentirse doblemente satisfecho.