28 feb 2011

¿Qué es realmente el diseño?

¿Qué es realmente el diseño?

Si el día de hoy preguntáramos a 10 diseñadores diferentes su definición sobre qué es el diseño, nos encontraríamos con conceptos muy variados y hasta contradictorios, expresados en ocasiones en un lenguaje confuso y referido a productos más que a procesos o acciones: “hago folletos” o ”hago logotipos”. Cuando esta misma pregunta se la hacemos a otros profesionistas, las respuestas son claras, concisas y por lo general homogéneas; un cirujano opera, un arquitecto construye, un abogado litiga, y un diseñador ¿diseña? Esto, de entrada, nos lleva a cuestionarnos ¿qué es realmente el diseño? ¿Qué es esta actividad tan nueva como profesión y tan añeja como el mismo homo sapiens? ¿En qué consiste este misterioso proceso de traducir lo abstracto en concreto? ¿Las ideas en objetos? Buena parte de las dificultades que enfrenta nuestra profesión para su reconocimiento y dignificación es precisamente la falta de un consenso entre el gremio de qué es lo que hacemos, qué papel juega el diseño dentro de nuestra sociedad y qué le aporta a ésta.

Por lo general, la gente —tanto aquella relacionada con el medio, como la ajena— tiene una concepción limitada del diseño. En particular, el diseño gráfico es visto como el “vestir bonito” a un producto, una idea o un concepto, y es por ello que nuestra participación en los proyectos se deja al final, cuando ya todo ha sido decidido, y así nos convertimos en unos “tomadores de órdenes”: “quiero un folleto tríptico, con este texto, estas fotos y mi logo en la portada”.

Desgraciadamente en muchos casos, a esto es a lo que se limita nuestra participación en un problema de comunicación visual, y mientras perdure esta concepción miope del diseño, la profesión corre un grave peligro de extinción, pues con la masificación de herramientas de diseño, el advenimiento del desktop publishing y el acceso a plantillas y clip Art. por cualquier neófito, aquella labor de tomar una orden y traducirla visualmente la puede hacer cualquiera con una computadora de escritorio y un poco de iniciativa. Hoy, los resultados están a la vista: una gran cantidad de mensajes chatarra y una creciente contaminación visual.

Mientras no dejemos en claro qué es el diseño y cuál es el valor agregado que aporta, estaremos condenados al fracaso.